Recuerdo todavía cuando mi madre me dijo que teníamos la posibilidad de comprar una casa en Las Acacias… Me reí mucho, sobre todo cuando señaló que era una vivienda amplia con jardín y estacionamiento incluido.
Yo siempre soñé tener la posibilidad de mudarme de Catia -por cierto un lugar donde crecí y viví experiencias maravillosas- del que me siento orgullosa de haber formado parte. Catia me enseño a sobrevivir y atender realidades buenas y malas, dulces y amargas, feas y bonitas de personas que quiero y admiro profundamente.
Mis primeros años los viví ahí entre las casas de mis amigos y la bodega de la Sra. Luisa, entre él matinée de mi barrio y el teatro de rajatabla, entre la cola infernal de la Av. Sucre y mis sueños por recorrer el mundo. Catia es así convulsa, amigable y desafiante.
Y qué decir de la casa donde viví mas de 20 años era chiquitica, pero bonita, fue hecha en su totalidad por mi padre y sus amigos; de verdad una delicia de casa ¡Sin duda nunca la olvidare!!!
Decía que me reí mucho cuando mi madre me dijo que teníamos la posibilidad de comprar una casa en Las Acacias, porque a pesar de que tenía claro que nos queríamos mudar a otro sitio, nunca pensé que sería en una casa y mucho menos en Caracas, pues las que me gustaban eran carísimas, pero así fue.
Como por obra de magia un 14 de mayo del 2009, mis padres y yo teníamos una nueva casa y aunque el papeleo en los bancos ha sido una travesía hoy estamos felices y agradecidos con Dios y todos los santos, en especial con nuestro ángel en la tierra Teresa Borges por darnos la oportunidad de tener esa inmensa felicidad.
TERESA no existen palabras para agradecerte lo que has hecho por nosotros para ti todas las bendiciones del mundo. Te mereces eso y más
Felicidad y Agradecimiento dos palabras que una no dice con mucha regularidad, pero cuando las pronuncia que melodioso suenan.
Felicidad y Agradecimiento eso es lo que siento!